martes, 1 de octubre de 2013

Fernando Torres a la carrera


Cuando era pequeño, por las tardes iba a jugar al fútbol con los amigos a unas pistas de fútbol sala que había al lado de casa. Si había suerte y éramos diez echábamos un partido muy divertido. Si solo éramos seis... bueno, era mucho menos divertido pero jugábamos igualmente. Se han dado casos en los que éramos solo dos y hemos jugado un uno contra uno, pero aquel face to face era un aburrimiento porque siempre ganaba el más rápido. Solo tenía que tirarse la pelota hacia adelante, correr para recogerla y dejarla en la portería. Cuando había más gente los espacios eran más reducidos y contaban más las capacidades técnicas que las capacidades atléticas. Cuando éramos pocos el partido era más parecido a una carrera de atletismo que a un partido de fútbol. A mí, cuando había una pelota de por medio, me gustaba jugar al fútbol y no a las carreras.


Imagino a un rubito pecoso, de unos diez años, alto y huesudo enfurruñado porque hoy todos sus amigos han terminado los deberes y sus padres les han dejado salir a la calle a tiempo para jugar al fútbol. “Demasiada gente, qué rollo. Yo lo que quiero es correr” piensa. Ese niño pecoso al que imagino es Fernando Torres.

Reconozco que soy de los que agranda los errores y empequeñece los aciertos de Fernando Torres. Sí, soy de esos. Intento ser imparcial pero no me sale. Me parece un jugador al que la prensa ha sobrevalorado, sobre todo en sus primeros años. Ya sabes, la cosa esta de la prensa española de masas de convertir al deportista español de turno en el mejor de la historia solo por completar un par de actuaciones destacadas.




El pasado sábado veintiocho de octubre vi el Tottenham-Chelsea. Y Fernando Torres fue titular. El planteamiento del técnico blue, José Mourinho, fue ceder la posesión al Tottenham aguantar y salir a la contra, lo que probablemente fue un factor decisivo para que Fernando Torres fuese titular como delantero centro.

En la primera parte estuvo desaparecido. Solo pudo ofrecer desmarques y carreras, pero el balón no le llegaba. Tras el descanso, con uno a cero en contra, Mourinho sacó del campo al nigeriano Obi Mikel que había jugado al nivel al que lo haría un trozo de corcho y metió al aclamado Juan Mata quien, no sabemos por qué, no está siendo titular indiscutible esta temporada. El Chelsea fue con más decisión a por el partido, cosa que agradeció el delantero madrileño.

En el segundo tiempo Torres dejó de lado su habitual apatía, y se vistió de cuñado de Rocky, en el buen sentido, claro. El partido, su entrenador y su situación en el equipo le pedían intensidad y él respondió como la ocasión lo merecía, enrabietado, con ganas. El Chelsea tenía más posesión de balón que en los primeros cuarenta y cinco minutos lo que posibilitó que Torres recibiese más balones y en mejores condiciones. El Tottenham no se echó atrás pero tampoco mordía en el medio, lo que permitió que los blues jugasen más cómodos y a su vez provocó que apareciesen huecos a la espalda de la defensa del equipo dirigido por Vilas Boas.

El partido reunía las condiciones perfectas para que Torres brillase: posesión, espacios y falta de pelea por parte del rival. Sobre este escenario apareció el mejor Torres de la temporada. Al poco de comenzar el segundo periodo recibió un balón en tres cuartos de campo, junto a la banda derecha. Dejó atrás por pura potencia y velocidad al lateral Naughton, lanzó un largo autopase ante el que nada pudo hacer Vertonghen, llegó a la línea de fondo y metió un gran pase por abajo que no pudo concretar su compañero Óscar. Torres parecía despertar. Pocos minutos más tarde dio muestras de una mayor agresividad en un encontronazo con Vertonghen al que arañó la cara disimuladamente tras una pequeña discusión. Un gesto feo, sí, pero una muestra clara de carácter y de tensión competitiva. La pequeña trifulca le costó una estúpida amarilla, aunque si le sirve como punto de inflexión en su juego, bendita amarilla.



Poco después recibe en banda izquierda, a la espalda de Townseend y tiene el tiempo suficiente para girarse sin que nadie le apriete. Levanta la cabeza y divisa una pradera de treinta metros hasta la portería rival. Pone el turbo y en el camino solo encuentra la oposición del central Dawson a quien se quita de encima con un brusco y rápido quiebro. El clásico derecha izquierda ante el que el rubio armario inglés solo puede irse al suelo, lugar desde el que observa cómo Torres cruza el balón ante la salida de Lloris, que con sus piernas envía el balón a saque de esquina. Torres recoge el esférico y saca él mismo el córner, lo que supone una nueva prueba de esa renovada agresividad del delantero del Chelsea.

En esta segunda mitad, Torres corre con más ímpetu. Pelea cada jugada, cada balón con más decisión. Sus conducciones son más profundas y dañinas. De nuevo recibe en tres cuartos y se da la vuelta ante Dawson, que está poco contundente. Avanza unos metros y entrega una magnífica asistencia que deja solo ante Lloris a su compañero Schürrle pero el alemán no es capaz de definir. Son minutos magníficos de Torres, llenos de garra, de potencia, de velocidad.

Llega el minuto ochenta y uno de partido. Torres disputa un balón suelto ante Vertonghen y en el salto suelta un poco el codo. Segunda tarjeta. Dos calentones, dos amarillas. A la calle. El Chelsea se queda con diez y el partido de la resurrección de Torres acaba prematuramente para él.

El Tottenham-Chelsea, puede suponer el comienzo de la recuperación del máximo nivel de Fernando Torres. Solo necesita mantener esas ganas, ese carácter y ser capaz de canalizarlo alejándose de las polémicas y los encontronazos con los rivales. Eso y tener campo por delante para correr. Un lugar donde poder explotar sus condiciones atléticas. En la segunda mitad del duelo ante el Tottenham pudo recibir libre en tres cuartos y empezar la carrera hacia la meta rival. Ahí es peligroso. En espacios reducidos no. No es ningún prodigio técnico. No es bueno en el juego de combinación. Necesita espacios.

Han pasado los años pero Torres sigue pensando lo mismo que cuando era un niño larguirucho lleno de pecas. Él lo que quiere es correr. Que sus amigos se queden en casa para tener más espacio donde correr. Correr, correr y correr.

lunes, 15 de julio de 2013

Final del Mundial Sub-20 de Turquía. El uno a uno.


A continuación el análisis de la actuación individual de cada uno de los jugadores participantes en la final del Mundial Sub-20 de Turquía de 2013.

Uruguay



De Amores: sobresaliente partido del guardameta uruguayo. Muy rápido de reflejos y contundente en sus acciones. Le faltó una pizca de suerte en los penaltis ya que a punto estuvo de detener el penalti definitivo lanzado por Foulquier.

Giménez: muy rápido y contundente. Correoso. Infranqueable para todo aquel que cayó por su banda, la derecha. Siempre atento para ir a cerrar al centro cada vez que fue necesario. Nula aportación ofensiva pero es que ni una sola vez cruzó la divisoria. Jugador bastante duro.

Velázquez: rapidísimo al igual que todos sus compañeros de zaga. Muy protegido por el sistema defensivo trazado por Verzeri. No cometió ni un solo error tanto en la marca como en el cruce. Sin complicarse la vida. Su función era defender y así lo hizo. Futbolista muy duro y eficaz, central de los que gustan a los hinchas de tu equipo. Le dio la noche a Sanogo. Desgraciadamente para él se va con la mancha de haber fallado el primer penalti de Uruguay.

Gastón Silva: mucho mando, un líder. Por algo llevaba el brazalete de capitán. Estuvo muy serio toda la noche. Ni un solo fallo. Bien por arriba y por abajo. Saliendo en corto cuando era posible y a la mínima ocasión en la que podía haber complicaciones, balón arriba. Un seguro defensivo. Magnífico partido el suyo. Junto con Velázquez anuló a Sanogo.

Rodríguez: el lateral zurdo cumplió a la perfección hasta que tuvo que marcharse lesionado en el minuto 112 de partido. Futbolista mucho más de ida y vuelta que Giménez. Muy seguro atrás, no permitió las internadas ni de Thauvin, ni de Veretout. Gran intensidad. Se atrevió en varias ocasiones a avanzar hasta el campo contrario incorporándose siempre por sorpresa y siendo un apoyo muy útil para Laxalt. Bien tanto con balón como sin él.

Leo Pais: Sobre el papel partía como centrocampista derecho pero en la práctica se pasó gran parte del partido como lateral derecho. Cuando no estaba en el carril derecho acudía al centro a generar superioridad numérica y a torpedear los avances de los medios franceses. Sobresaliente en solidaridad, en despliegue físico, en carácter y en defensa. En ataque aportó muy poco. Su prioridad fue defender y eso lo pagó su aportación ofensiva que fue muy escasa y bastante torpe.

Fede Gino: el medio de mayor movilidad de Uruguay. Gino aprieta, corre, roba y toca rápido y en corto. Alguna llegada a las inmediaciones del área rival pero sin llevar excesivo peligro. Un pulmón. Todo voluntad. Bien en la lucha y en la pelea. Siempre auxiliando al compañero y solventando situaciones de peligro.

Cristóforo: el mejor jugador de Uruguay y casi que del partido con el permiso de Pogba. Perfecto en la recuperación y certero en la distribución. Mediocentro posicional de jerarquía. No perdió jamás la posición. Pivote puro de recuperación. Ni un balón perdido. Muy bien y muy seguro en la entrega en corto. Un apoyo constante para sus compañeros, bien situado siempre provocando continuamente superioridades numéricas para su equipo. Tiene mando. Mostró una madurez más propia de un veterano que de un jugador de su edad. Partidazo el suyo.

Laxalt: rápido y generoso en la banda izquierda. En ataque se mostró incisivo y peligroso saliendo con gran verticalidad en combinaciones con Nico López y Avenatti. En defensa trabajó muchísimo. Seguro que Rodríguez se lo agradece cantidad. Si yo fuese él le pagaría una cena. Sufrió un desgaste tremendo ya que también ayudaba en el medio en tareas defensivas. No se guardó nada. Fue sustituido en el 69 por de Arrascaeta.

Nico López: un auténtico incordio para el equipo rival. Jugador hiperactivo. Buena zurda, sobre todo en el golpeo. Delantero peleón al estilo de otro uruguayo viejo conocido de la afición española: Darío Silva. Aunque Nico López parece tener más calidad que el ex de Málaga y Sevilla. Su trabajo en defensa siendo delantero es para enmarcar. 100% solidaridad. Se peleó con todos los defensores franceses y les creó algún problema con su movilidad. Delantero que aparece por cualquier parte del ataque. Tuvo un par de disparos que se marcharon desviados pero sobre todo, desaprovechó un balón a la espalda de Sarr. Su error fue ser zurdo cerrado. Cuando la tenía franca para golpear con la derecha perdió demasiado tiempo en colocarse el balón para su pierna buena, lo que dio tiempo al defensor a recomponerse y le hizo perder ángulo de disparo. Independientemente de ese error en la definición, muy buen partido el suyo. Principal baluarte del ataque celeste, ya fuera para lanzar los contraataques o para finalizarlos. Acabó fundido.

Avenatti: lo intentó pero no tuvo suerte. Llevó peligro a balón parado gracias a sus 194 centímetros. Muy trabajador y muy presente en las ayudas defensivas dificultando la salida desde atrás de Francia. Aguantó muy bien la pelota debido a su envergadura. No fue capaz de definir un claro mano a mano ante Areola y estuvo un poco lento y fatigado para cazar un par de buenos pases interiores de de Arrascaeta.

De Arrascaeta: el jugador de mejor técnica de Uruguay. Un gusto verlo jugar. Excelentes conducciones en diagonal desde la izquierda. Muy bueno en el regate. Escondió muy bien la pelota cada vez que los franceses intentaban arrebatársela. Con su entrada en el minuto 69 Uruguay ganó en imaginación y último pase pero ni Avenatti, ni Nico López supieron aprovechar sus pases. Su participación mejoró ofensivamente a su equipo. En defensa peleó lo que pudo y ganó algún balón aunque tuvo menos incidencia en este apartado que su compañero Laxalt pero su equipo no se resintió. Sorprendió su no inclusión en el once inicial y viendo sus prestaciones aun más. Un jugador muy interesante. De los mejores del partido. Tuvo la mala fortuna de fallar el segundo penalti de Uruguay.

Varela: entró en el 83 para sustituir al lesionado Giménez. Jugador que no tiene miedo en irse al ataque como demostró en los pocos más de 30 minutos de los que dispuso. Rápido e incisivo. No pasó apuros en defensa.

Olaza: entró a falta de ocho minutos para la conclusión para sustituir al lesionado Gianni Rodríguez y ocupó el costado izquierdo de la zaga. No tuvo tiempo de nada. No le crearon peligro y dejó entrever contundencia y colocación. Anotó el único gol del Uruguay en la tanda de penaltis.


Francia



Areola: se convirtió en el héroe de Francia al detener dos lanzamientos en la tanda de penaltis. Antes de eso ya había demostrado su inmensa clase en un par de paradas de reflejos y en un mano a mano con Avenatti. Debe mejorar en su juego con los pies. El mejor de Francia junto con Pogba y, a todas luces, el jugador más decisivo de la final.

Foulquier: el lateral derecho francés estuvo muy participativo. Mucho recorrido. Subió mucho y trató de aportar profundidad en una banda en la que Veretout y Thauvin buscaban mucho el medio. A pesar de intentarlo con insistencia solo ganó la línea de fondo en una jugada en la que dio un magnífico pase atrás para Veretout que disparó de tal forma que obligó a lucirse a de Amores. Buen partido pero sin sobresalir. Primero Laxalt y luego de Arrascaeta le hicieron sufrir en defensa en alguna ocasión.

Zouma: el central francés se mostró muy fuerte durante todo el partido. Bien compenetrado con su compañero Sarr. Tuvo bastante controlado a Avenatti. Correcto en la salida de balón. Muy bien en el juego aéreo y en el choque. Llevó peligro en las jugadas a balón parado. Francia jugó con mucho espacio a la espalda de sus centrales lo que lógicamente le trajo algún problema. Realizó buenas coberturas cuando su lateral subía. Infranqueable en el mano a mano.

Sarr: el central zurdo se mostró muy serio todo el partido. No pasó excesivos apuros salvo con algún balón lanzado a su espalda pero siempre se recompuso bien. Fuerte en el cruce y en el choque. Le faltó algo de soltura en la salida del balón.

Digne: Lateral zurdo de largo recorrido. No paró quieto y se le vio más activo en ataque que en defensa aunque cada vez que llegaba a tres cuartos de campo era incapaz de encontrar soluciones verdaderamente peligrosas. Sus únicos problemas defensivos fueron cuando no le daba tiempo de volver a su zona defensiva después de proyectarse en ataque. En el uno contra uno no sufrió ayudado, en gran parte, por la poca participación ofensiva del uruguayo Pais, que era quien debía ponerle en aprietos.

Kondogbia: mal partido de Kondogbia. No tuvo el nivel de intensidad que el partido exigía y estuvo lento en la circulación de balón. Incluso perdió algunos balones comprometidos en el centro del campo. Su juego fue excesivamente horizontal y no encontró la forma de traspasar las líneas defensivas uruguayas. Tiene mucha calidad y clase pero le sobra indolencia.

Pogba: Pogba fue nombrado jugador del torneo. Obviamente ayuda que Francia haya salido campeona. En cualquier caso su partido fue muy bueno, más a nivel individual que a nivel colectivo. Una fuerza sobrehumana. Recuperó infinidad de balones. Imparable al choque. Perfecto en el juego aéreo y en la intensidad. Tiene que trabajar un poco su carácter. Un poco de humildad no le vendría mal tras ver los gestos y aspavientos que dedicó a Foulquier porque este no fue capaz de controlar un buen envío que Pogba le mandó a la espalda de la defensa charrúa. Protagonizó infinidad de  arrancadas llenas de potencia que hacían necesario la ayuda defensiva de muchos rivales. Le faltó una más rápida y certera distribución de balón pero él no es ese tipo de mediocentro. Es un jugador de fuerza, de imponer su físico y en eso estuvo sobresaliente.

Thauvin: zurdo de gran clase. Buenos detalles técnicos con su pierna izquierda aunque los mostró con cuentagotas. En la primera parte firmó una arrancada maravillosa que dejó atrás a tres defensores pero su inocente disparo final se estrelló en el cuerpo de un defensor charrúa y se fue a córner. Fue el encargado de botar los saques de esquina que tanto peligro crearon. Muy buenos centros desde la esquina. Jugador elegante de un gran nivel técnico. Lástima su intermitencia en el juego. Jugador de gran técnica individual.

Veretout: jugador que dejó detalles significativos. Estuvo bastante desconectado durante todo el partido pero cuando aparecía se le veían maneras de buen jugador. Muy bueno en la entrega y en el juego de asociación. Le pesó que Francia no fuese capaz de mover el balón con soltura ya que sus pases no encontraban continuidad en la circulación. Tuvo una ocasión magnífica, un disparo con rosca desde la frontal que sacó espectacularmente de Amores. Su equipo apostó más por jugar con la fuerza de Pogba que con la sutileza de su toque y eso lo pagó apareciendo solo de manera esporádica, algo que también sufrió Thauvin, otro jugador de los suyos.

Bahebeck: durante los 64 minutos que estuvo sobre el terreno de juego hasta su lesión estuvo muy volunatrioso. Como extremo zurdo buscó tener espacios por delante y medirse en la carrera a Giménez pero no fue capaz de desbordar al lateral uruguayo ni una vez. En ocasiones iba al centro para entrar más en contacto con la pelota pero no se mostró trascendente en ningún momento. Demostró una larga y potente zancada. Jugador peligroso si tiene espacio para correr.

Sanogo: desafortunado partido del delantero centro. Muy rápido y fuerte. Lástima que no pudiera explotar estas cualidades ante una pareja de centrales tan sólida como la uruguaya. No le dieron la oportunidad de disparar a puerta. Mucho trabajo de desgaste pero poco brillo.

Bosetti: entró en el minuto 64 por el lesionado Bahebeck y fue sustituido en la prórroga por Ngando. Futbolista cuyo carácter estuvo por encima de la técnica. Se movió y lo intentó pero no tuvo suerte. Mandó una volea nada fácil de ejecutar a las nubes mostrando que, por ahora, no es Van Basten. Se las tuvo con Giménez en su zona izquierda por lo que fue cambiando de banda. Ganas y poco acierto.

Ngando: salió en la prórroga y no tuvo tiempo de demostrar nada. Un jugador de buen nivel técnico que no pudo hacer nada.

Polomat: salió en el minuto 115 en lugar del lesionado Digne. Sin tiempo para hacer valoraciones.

La batalla del Ali Sami Yen


Francia era la favorita para imponerse en la final del Mundial Sub-20 y ganó, sí, pero lo hizo en los penaltis y después de sufrir y de tener luchar hasta la extenuación contra un equipo que planteó una desagradable guerra de guerrillas. El equipo galo no pudo con Uruguay durante un partido de mucho desgaste. Solo en los penaltis fue superior Francia. Durante los 120 minutos de juego el partido fue igualado, luchado de tú a tú. La artillería pesada francesa no pudo abrir brecha en la fortificada defensa de Uruguay que propuso una auténtica batalla.

Francia llevó el peso del partido, no tanto por voluntad propia como por deseo de Uruguay que renunció desde el principio a controlar el balón, más preocupada por defender en grupo y por buscar la portería gala en rápidas transiciones con pocos jugadores para evitar el desorden. Los franceses basaron su juego en la fuerza y en el empuje de sus jugadores más que en las combinaciones y en la habilidad. Las arrancadas poderosas de Pogba, las carreras en velocidad de Bahebeck, o los balones largos a Sanogo eran más frecuentes que las jugadas de toque entre los habilidosos Thauvin y Vertout. Pero ninguna de estas acciones consiguió crear verdadera inquietud en el equipo sudamericano. El empuje no le funcionaba a Francia porque enfrente tenía a un conjunto preparado para la guerra. Quizás los charrúas fuesen un poco inferiores individualmente tanto técnicamente como en el cuerpo a cuerpo pero suplieron esa desigualdad con un sentido colectivo sobresaliente, unas ayudas constantes al compañero y una entrega total de todos y cada uno de los jugadores. Si Pogba se imponía a Fede Gino, ahí estaban Leo Pais, Cristóforo o Giménez para dificultar el avance del jugador de la Juventus y acabar recuperando el balón. Así, Francia se mostraba incapaz de superar a la numerosa defensa uruguaya. Era incapaz de sobrepasar el 4-4-1-1 planteado por Verzeri, sistema que en algunas fases defensivas evolucionaba a un 5-4-1 con Pais ocupando el lateral derecho y Nico López bajando a tapar al medio. En contra de lo que la teoría invitaba a pensar, Uruguay fue el equipo que más peligro llevó en el primer periodo, y lo hizo con una fórmula sencilla: rápidos contraataques ejecutados en pocos toques aunque estos fueron finalizados de manera deficiente por el hiperactivo Nico López.

En la segunda parte poco cambió el guion del partido. Francia quería pero no podía. Su juego era lento y excesivamente horizontal. Cuando buscaba la verticalidad le fallaba la precisión. Los franceses eran incapaces de encontrar huecos a la espalda de la defensa uruguaya. Y mientras el cuadro celeste seguía a lo suyo: defender, torpedear el avance rival, presionar, morder, chocar, asfixiar... y cuando recuperaban la pelota balón al gigantesco Avenatti, incorporación de Nico López y de uno de los jugadores de banda (casi siempre el zurdo Laxalt) y, rápidamente, a acabar la jugada y a recuperar la posición. La intensidad del partido era tremenda. Los galos derrochando fuerza y los uruguayos, mucho más pequeños y ligeros, sin amedrentarse, yendo al choque con una enorme convicción y saliendo airosos en la mayoría de las ocasiones. El partido estaba muy trabado y los dos equipos solo creaban auténtico peligro en jugadas a balón parado, sobre todo Francia, que la tuvo un par de veces en jugadas de este tipo.

El extremo francés Bahebeck se tuvo que marchar lesionado y dejó su sitio a Bosetti que antes de entrar tuvo sus más y sus menos con Nico López y, al poco de pisar el césped, a punto estuvo de ser expulsado por una leve agresión a Giménez. Bosetti aportó poca profundidad y tuvo un par de ocasiones, una volea cruzada que se fue a las nubes y un disparo forzado que se estrelló en las piernas de un defensor pero, aparte de eso, poca cosa. El técnico uruguayo, Verzeri, dio entrada al mediapunta de Arrascaeta, el jugador uruguayo más dotado técnicamente que se había quedado en el banquillo dejando su lugar en el once inicial al enorme Avenatti. De Arrascaeta estuvo muy activo y participativo. Sus compañeros siempre le buscaron y él supo responder guardando bien la pelota ante las embestidas de los defensores franceses. Con la entrada del mediapunta de Defensor Sporting, que sustituyó al vertical y solidario Laxalt, el sistema defensivo uruguayo no se resintió y su ofensiva ganó en calidad y último pase. Un buen balón interior del mediapunta tras una certera conducción no pudo aprovecharlo Avenatti para batir en el mano a mano a Areola. Aún hubo más balones interiores de de Arrascaeta pero tanto a Avenatti como a Nico López les faltó chispa para cazarlos en posición ventajosa y, o bien cayeron en fuera de juego, o bien se les adelantó la pareja de centrales francesa.

Aunque Francia estaba atascada también tuvo alguna ocasión de haber acabado con el partido en los primeros noventa minutos. Un par de saques de esquina sirvieron para poner el “uy” en la grada y para que se luciera de Amores, el meta uruguayo. Pero donde estuvo colosal el portero uruguayo fue en un disparo con rosca desde la frontal de Veretout tras una internada del lateral Foulquier. De Amores voló para sacar un gol que ya celebraban todos los franceses.

Aunque había poco fútbol, el partido era muy intenso, jugado hasta el límite de las fuerzas. Tanto fue así que cada equipo se vio obligado a hacer dos sustituciones por culpa de las lesiones.



En la prórroga todo siguió igual, poco juego, mucha intensidad y algún acercamiento tímido a la portería rival. Lo más sorprendente de los últimos treinta minutos de partido fue que Markowski, el seleccionador francés, cuando hizo su segunda sustitución retiró del campo a Bosetti, quien, como ya habíamos dicho, había entrado en el terreno de juego hacía una media hora. El joven francés, como era de esperar se fue muy enfadado. Los cambios introducidos en la prórroga de poco sirvieron. No hubo variaciones en el juego y con cero a cero en el marcador se llegó al final del partido. Los penaltis decidirían quién sería el nuevo campeón mundial Sub-20.

Francia, por medio de Pogba, comenzaría lanzando. Gol. Velázquez y de Arrascaeta estuvieron poco decididos y Areola detuvo los dos primeros lanzamientos charrúas. Veretout y Ngando pusieron el 3-1 después de que Olaza hubiese anotado el primer gol uruguayo en el tercer lanzamiento de la tanda. Era el turno de Francia. Si Foulquier anotaba, sería campeona. El galo cogió carrerilla y chutó a la derecha del meta uruguayo que adivinó la intención del lanzador pero su estirada no fue suficiente para desviar el disparo. Gol. Francia se proclamaba campeona del mundo Sub-20 por primera vez en su historia.  

sábado, 20 de agosto de 2011

Fútbol en medio de la nada


Es agosto. La aristocracia, la alta burguesía y los nuevos ricos del fútbol europeo trabajan para ponerse a punto de cara a una nueva temporada. Abundan los partidos amistosos y los torneos de verano. Es el momento de las pruebas, de experimentar nuevos esquemas tácticos, de que los fichajes se adapten lo antes posible... Los aficionados de las ligas más poderosas engullen las especulaciones de las portadas de los diarios deportivos ignorando que en sus páginas interiores, se informa mínimamente de la disputa de partidos oficiales, las primeras rondas de Champions y Europa League. Son encuentros disputados por los olvidados del continente, por los equipos pertenecientes a las ligas más débiles. Mientras los grandes equipos esperan tranquilamente para entrar en competición, los pequeños sueñan con ir avanzando poco a poco y llegar, al menos, hasta las fases de liguilla de las competiciones continentales y una vez ahí, por qué no, dar la sorpresa y seguir pasando rondas. Son partidos disputados por equipos condenados a sufrir en cada enfrentamiento. Son equipos que sueñan con dar la sorpresa. Son equipos que buscan ser los protagonistas por un día. El éxito de estos equipos no es ganar. Su éxito es poder jugar contra los equipos más grandes, codearse, aunque sea por unos instantes, con la élite del fútbol mundial. Estos partidos que se juegan en lugares donde los equipos punteros difícilmente pisarán, Luxemburgo, Eslovaquia, Polonia,... Lugares ninguneados por el gran público, Lugares en medio de la nada del mapa futbolístico mundial.

Uno de esos encuentros fue el disputado el pasado jueves 18 de agosto de 2011 entre el Maribor esloveno y el Glasgow Rangers escocés. Los escoceses, campeones de la liga escocesa visitaban el feudo del Maribor, campeón de la liga eslovena. Dos campeones nacionales frente a frente luchando por seguir vivos en Europa. Antes del partido, el Glasgow Rangers, los Teddy Bears, era el gran favorito para imponerse en la eliminatoria, a pesar de haber caído ante el Malmoe en la ronda previa de la Liga de Campeones. El primer partido de la eliminatoria presentaba además, un choque en la manera de entender el juego. Por un lado, el Glasgow Rangers, que hace gala de la tradicional rudeza británica y basa su juego en los balones largos, las segundas jugadas y la fortaleza física. Un equipo que no se permite ningún tipo de concesión de cara a la galería. Por otro lado los eslovenos del Maribor. Un equipo que busca la elaboración de la jugada, el toque, la pausa, en parte, fruto de la influencia de su director deportivo, el mítico Zlatko Zahovic, ex jugador de Oporto y Valencia entre otros, mediapunta que poseía una maravillosa técnica individual y una zurda brillante.

El partido ofreció dos partes bastante diferentes. En los primeros cuarenta y cinco minutos el Glasgow impuso su juego físico a la timidez e ingenuidad del cuadro esloveno. Las principales acciones de peligro fueron del equipo escocés. A la media hora de partido, una apertura a banda derecha dejó solo al lateral escocés Broadfoot cara a cara con el interior zurdo del Maribor, Ibraimi. El escocés amagó el centro y de manera inesperada recortó a su marcador para, acto seguido poner un centro raso al segundo palo que aprovechó para rematar a gol Juanma Ortiz, quien acudió al remate desde su posición de interior izquierdo. Jugada de manual y uno a cero resultado con el que se llegó al final de los primeros cuarenta y cinco minutos.

En el descanso, Mc Coist, el entrenador del Rangers sustituyó a Naismith, un punta con mucha movilidad y con capacidad para asociarse, por Lafferty, un espigado delantero norirlandés especialista en el juego aéreo y en el choque con los defensas.

Al campeón de liga esloveno se le complicaba mucho la eliminatoria así que salió tras el descanso mucho más decidido de sus posibilidades, se adueñó del balón y poco a poco comenzó a combinar y a crear ocasiones de gol, hasta que Ibraimi, recibió en banda derecha de espaldas a la portería, y desde el pico del área soltó un certero zurdazo que entró pegado al palo corto de la portería defendida por Mc Gregor.

El Maribor igualaba el partido y lejos de echarse atrás siguió buscando un segundo gol. Sus armas eran los medidos centros lanzados por Ibraimi y Viler desde la banda izquierda y las incursiones por banda derecha de Mezga, ayudado por las constantes incorporaciones del lateral Mejac. A veinte minutos del final llegó una mala noticia para el Maribor, su mediocentro organizador Filipovic sufrió una lesión muscular y tuvo que ser sustituido por Cvijanovic. Afortunadamente el equipo no solo no perdió toque sino que además ganó físico y llegada desde la segunda línea. El Rangers aguantaba como podía atrincherado atrás y lanzando balones largos a ver qué pescaban sus puntas Jelavic y Lafferty.

Y con el dominio esloveno fueron transcurriendo los minutos salpicados por tímidas ocasiones del Maribor. Ya en el descuento, cuando parecía que el partido acabaría en tablas a pesar del esfuerzo realizado por el Maribor, Mezga recibió en la posición de extremo derecho. Le tiró un caño a lateral Wallace y puso un pase atrás que aprovechó Velikonja para rematar de tacón al fondo de la red. El delantero esloveno llevaba escasos minutos en el campo y ponía el dos a uno definitivo en el marcador.

Finalmente la propuesta eslovena y su fe le permitieron remontar un partido que se le había puesto muy cuesta arriba y ante un rival teóricamente superior. La eliminatoria se decidirá en el Ibrox Stadium de Glasgow, donde el Maribor tendrá que hacer frente a los once guerreros escoceses y a un ambiente muy hostil si quiere hacer buena la ventaja obtenida en este encuentro.

MARIBOR                                                       GLASGOW RANGERS
                
                  Handanovic                                                                       Mc Gregor
Mejac    Arghus    Rajcevic    Viler                          Broadfoot     Goian      Bocanegra     Wallace

                Filipovic                                                                         Edu    Mc Cullogh
             (Cvijanovic)
Mezga               Mertelj        Ibraimi                               Davis                                   J. Ortiz       
                                            (Milec)
            Beric           Volas                                                        Naismith
                             (Velikonja)                                                  (Lafferty)       Jelavic
                           


Maribor uno a uno:
Handanovic: guardameta muy alto que resolvió bien el poco trabajo que tuvo. Nada pudo hacer en el gol escocés.
Mejac: lateral derecho. Muy flojo atrás, falta de contundencia defensiva. Participativo en el juego ofensivo con múltiples incorporaciones. Buenas combinaciones.
Rajcevic: central que no tuvo excesivo trabajo, lo que no impidió ver sus carencias. Muy flojito.
Arghus: el central argentino pasó algunos apuros con el croata Jelavic. Se empleó con dureza en algunas acciones, con la firme intención de marcar su territorio.
Viler: lateral izquierdo. Buenos centros desde la izquierda aunque no se prodigó mucho en ataque. Mandó muy alejada de la portería rival una falta desde treinta metros. Al menos, tuvo el valor de intentarlo.
Filipovic: mediocentro organizador de un metro noventa y tres pero muy delgado. Da sentido al juego esloveno. Muy frágil físicamente. Medio de juego muy posicional. Muy combinativo, dio un par de pases con intención. Acabó lesionado y tuvo que ser sustituido. Buen partido el suyo.
Mertelj: mediocentro de presión y constante dinamismo, siempre dispuesto para echar una mano a sus compañeros aunque con pocas condiciones. Con la salida de Filipovic jugó más retrasado y mantuvo más la posición. Un jugador de equipo que cumplió con su cometido.
Ibraimi: interior zurdo. Jugador muy intermitente. Típico zurdo con clase. Mucha calidad pero con poco desborde y poco físico. Gran pegada de zurda como demostró en el gol del empate y buenos centros desde la izquierda. De lo más peligroso del Maribor. Es de esos jugadores que gusta que agarren la pelota para ver qué golpeo inventa.
Mezga: extremo derecho. Jugador voluntarioso y atrevido con capacidad para desbordar. Trajo loco a su marcador Wallace durante toda la noche. Dejó un par de grandes detalles; un sombrero a Wallace sobre la línea de fondo cuyo centro posterior no encontró rematador, y la jugada del segundo gol: nuevo desborde a Wallace, con cañito incluido, y pase atrás rematado por Velikonja.
Volas: delantero. En ningún momento supuso algún peligro para los centrales escoceses. Un pisotón fortuito de Goian le hizo abandonar el partido antes del pitido final. Su mejor aportación fue dejar paso a su compañero Velikonja.
Beric: delantero voluntarioso y dinámico pero falto de calidad y acierto. No paró de moverse y ofrecerse, pero su esfuerzo fue insuficiente para crearle problemas a los veteranos centrales del Rangers.
Cvijanovic: mediocentro organizador. Sustituyó al lesionado Filipovic. Aportó derroche físico y llegada desde la segunda línea. Se atrevió con un par de disparos lejanos que llevaron bastante peligro y dio un pase en profundidad con bastante intención que no pudo aprovechar su compañero Volas. Buenos minutos para el esloveno que funcionó bien como revulsivo.
Velikonja: tuvo poco tiempo, pero lo justo rematar de tacón un pase atrás de Mezga. Un detalle de calidad impresionante de este delantero que, además, sirvió para desnivelar el marcador y decidir el partido a favor de su equipo.
Milec: en el poco tiempo que dispuso se movió mucho e incluso intentó sorprender con un disparo lejano que se marchó muy desviado.

Glasgow Rangers uno a uno:
Mc Gregor: no tuvo que realizar grandes intervenciones ya que las aproximaciones del Maribor fueron tímidas. Falló en el gol de Ibraimi que entró por su palo y nada pudo hacer ante el recurso de Velikonja en el segundo gol esloveno.
Broadfoot: lateral derecho muy aguerrido, de los de guardar y cercar la posición. La única vez que subió la banda, desbordó y sacó un centro que valió el gol de su equipo. Defensor seguro y fuerte. Expeditivo.
Goian: el central rumano solventó bien el poco trabajo que tuvo. Fuerte en el choque y acertado en el juego aéreo.
Bocanegra: partido serio y sin errores el del central estadounidense recién fichado del Saint Ettiene. Bien por arriba y por abajo, no permitiendo el juego de los delanteros rivales.
Wallace: mal partido el del lateral zurdo del Rangers. Nunca se le vio incorporarse al ataque y sufrió lo indecible en su marcaje a Mezga, quien le tiró un caño espectacular en la jugada del segundo gol esloveno.
Edu: mediocentro defensivo. Físico, fuerza bruta y poco más. Cubre mucho campo pero no sabe qué hacer con el balón en los pies. Se sacó un cañonazo tremendo en la segunda mitad que a punto estuvo de entrar por la escuadra. Se vio superado por el centro del campo del Maribor.
Mc Cullogh: Otro mediocentro de trabajo defensivo. Buscó más la asociación que su compañero de la medular incluso dio algunos pases buenos. No posee calidad pero tiene un buen despliegue físico y sabe hacer su trabajo. Sufre mucho cuando se le presiona con convicción. Se fue desdibujando al igual que su equipo con el paso de los minutos. Aun así, realizó un buen partido. Jugador con mucha presencia en el equipo. De lo mejorcito del Rangers.
Davis: interior derecho.¿jugó?
Juanma Ortiz: interior zurdo. El gol y poco más. Lucha, pelea y ayudas defensivas.
Naismith: delantero voluntarioso con mucha movilidad que busca a sus compañeros. Fue sustituido en el descanso.
Jelavic: delantero croata del estilo de Berbatov. Dejó un par de buenos regates y jugadas pero poco más. Estuvo fallón en otras ocasiones. Alto y con calidad con el balón en los pies. El poco peligro del Rangers lo llevó él.
Lafferty: el delantero norirlandés dispuso de cuarenta y cinco minutos. Delantero alto y delgado pero fuerte. Acostumbrado al choque, exhibió casta y empuje así como falta de calidad. Cabeceó desviado un centro y un chutazo lejano suyo de falta dio en un defensa y se marchó a córner por poco. 

martes, 28 de septiembre de 2010

Extraña fascinacion por Jarosik

La primera vez que vi un partido de fútbol en un estadio fue un Sevilla-Real Madrid, en el Sánchez Pizjuán al que me llevó mi padre siendo yo niño. El partido terminó uno a cuatro a favor del Madrid en el que jugaban Buyo, Zamorano (que marcó dos goles), Alfonso, Míchel… El último partido que vi fue un España-Egipto, o España-Rusia (no sé cuál, pero vi los dos). Ambos partidos fueron de preparación del Mundial de Alemania y de ambos me es imposible rescatar algo decente. Nunca más volví a pisar un estadio para ver un partido.

Paseaba por la Plaza de Oriente de Madrid con mi amigo Antoñete cuando sonó su teléfono. “No puedo” le dijo al interlocutor y acto seguido me dijo “Cabezón, ¿tú quieres ir al fútbol?”. No me lo pensé y le dije que sí. Reconozco que me daba un poco de pereza, pero no tenía nada que hacer y evidentemente me atraía la idea de ver el partido (si no hubiese ido probablemente hubiese acabado viéndolo en casa).

Según iba llegando a las inmediaciones del Calderón, me iba viniendo arriba. “Parece que he acertado me dije”. Y así fue. El partido fue bastante malo, pero me pareció muy interesante. En el campo, y más donde nos encontrábamos situados nosotros, justo debajo del palco presidencial, se ve mucho mejor el fútbol que en la tele. La tele te ofrece repeticiones y los detalles, pero en el campo tú eliges lo que quieres ver en tiempo real. A mí lo que más me gustó es que ves mucho mejor cómo están trabajados los equipos. Quién es mejor jugador. Por ejemplo, Gabi, el mediocentro del Zaragoza, me pareció mucho mejor jugador en directo que cuando lo veo por la tele.

Pero hubo un jugador que me fascinó por encima del resto. Ese jugador fue el checo Jiri Jarosik. Los aficionados que había alrededor de mí se referían a él como “el pívot”, “el alto rubio ése” y cosas por el estilo. Tal vez fuera Godín el central que mejor jugó el partido, pero vuelvo a decir que a mí me gustó Jarosik. Mientras lo veía pensaba en un asesino a sueldo que hace su trabajo, con pulcritud, con esmero, sin hacer ruido. Sin dejar rastro, borrando todas las huellas de su paso por el Calderón. Por momentos me pareció hasta elegante. Con el balón en los pies no es absolutamente nada del otro mundo. Tiene dos opciones, dársela fácil a quien está al lado o, si aprietan un poquito mandarla arriba y que sea lo que Dios quiera. Es un jugador lento en sus desplazamientos, no tiene mucha cintura, pero su metro noventa y cinco le permite ser fuerte y contundente con los delanteros rivales además de ganar todos los balones aéreos. Jarosik no se complica, sabe lo que tiene que hacer y lo hace. Si le superan, es porque han sido mejores que él, no porque haya cometido un error. El domingo, desde luego, no permitió que nadie pasara que es lo que, antes que nada, hay que pedirle a un central.

Cuando llegué a casa busqué información sobre Jarosik. Repasé su currículum y vi que estuvo dos años en el Chelsea, aunque jugar, lo que es jugar no jugó mucho, pero que le quiten lo bailado a Jarosik. No todo el mundo puede decir que ha jugado en el Chelsea. De allí pasó, una temporada por Birmingham, que descendió a pesar de los cinco goles del checo. Del Birmingham se fue al Celtic de Glasgow, donde jugó y anotó goles, para pasar a la liga rusa y acabar finalmente en el Zaragoza. Seguí buscando y descubrí que curiosamente nació el mismo día que yo, el veintisiete de octubre, pero de un año diferente. ¿Será por eso que me fascinó este enorme y silencioso checo de casi treinta y tres años?  Sea como fuere seguirá cumpliendo su trabajo con eficiencia en el centro de la zaga zaragozana. Jarosik es uno de los desconocidos que hacen grande la liga española.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Que alguien ataje ese balón

Resulta oportunista decir hoy, tras su tremendo partidazo contra el Barcelona, que el atlético De Gea es un porterazo de nivel y que está preparado para defender la portería de cualquiera de los equipos punteros del fútbol mundial. También es cierto que el arquero viene firmando magníficas actuaciones desde que debutara con el Atlético de Madrid y que lo de ayer fue sólo una demostración más de las maravillosas condiciones que posee.

Viendo a De Gea estirarse en el aire para despejar los certeros lanzamientos lejanos de Xavi, Pedro y Villa o resolver con éxito un mano a mano con un inspirado Leo Messi, me vino de golpe a la mente la ¿atajada? del portero inglés Green a tiro del centrocampista estadounidense Clint Dempsey en el pasado Mundial de Sudáfrica. Es cierto que Dempsey, un buen centrocampista llegador que juega en el Fulham inglés, posee un gran disparo lejano (que se lo digan a la selección española de la Copa Confederaciones’ 09, que nos coló uno parecido) aunque también lo es que el disparo del gol del empate contra Inglaterra le llega a Green manso y fácil, pero de pronto el balón se le escapa de las manos, como si las hubiese metido en jabón, y acaba dentro de la portería. Uno a uno en el Inglaterra Estados Unidos y reparto de puntos en el casillero. Green sacrificado por su entrenador Fabio Capello y todos los medios ingleses cargando contra el portero del West Ham, a quien vi liándola parda de nuevo hace una par de semanas o tres. Parece que salvo milagro, o progresión que escapa a la naturaleza humana, la carrera de Robert Green con los pross ha terminado.

Lo que a nosotros nos llega del portero del West Ham son sus frecuentes errores garrafales (ahí está youtube), pero no sus paradas y acciones de mérito (bueno en el mano a mano). Obviamente hay que ponerlo todo en una balanza y tomar una decisión. En mi caso, viendo los innumerables errores del guardameta (que seguro que es una buenísima persona) me digo: “si éste es el titular, cómo será el suplente”. No es que quiera hacer leña del árbol caído, pero este árbol lleva mucho tiempo ardiendo.

Aquí está el error mundialista de Green:

Uy, perdón, ahora sí:

Y para que no nos tilden de maliciosos después de tanta cal, os dejo una de arena (nunca supe si la arena era la buena o era la mala. Sinceramente creo que la cal es la buena y la arena la mala, en cualquier caso… Robert Green):

La cuestión es que desde hace mucho tiempo no aparece por la Premier League un portero inglés de garantías. Las principales porterías inglesas están ocupadas por guardametas que no son ingleses e incluso muchos de esos porteros titulares foráneos no son grandes arqueros. Es más, de los veinte equipos que compiten este año en la Premier sólo ocho cuentan con un meta titular inglés, a saber:
Manchester City: Hart
Birmingham City: Foster
Blackburn Rovers: Robinson
Fulham: Stockdale
Wigan: Kirkland
West Ham: Green
Newcastle: Harper
West Bromwich Albion: Carson
Blackpool: Gilks

 De estos ocho equipos tres son los recién ascendidos (Blackpool, West Bromwich Albion y Newcastle), dos se salvaron por los pelos (West Ham y Wigan), otros dos viven en mitad de la tabla (Birmingham y Fulham) y sólo uno de ellos (Manchester City) es uno de los máximos aspirantes a todo. Lo que está claro es que Inglaterra tiene un problema en la portería. Cómo será el asunto que hasta pensaron en nacionalizar a Almunia (a quien difícilmente colocaría dentro de un top ten de porteros españoles). Y el caso de Inglaterra no es el único, es simplemente un caso paradigmático. Son muchos los países que no cuentan con buenos porteros que defiendan las porterías de sus combinados nacionales (sólo hay que echar la vista a África).

Por suerte, en España vamos sobrados de porteros. Es más me juego ahora mismo con quien sea que es el país con mejor nómina de porteros: Casillas, Reina, Víctor Valdés, Diego López, Palop,  De Gea, Asenjo, César, Aranzubía, Iraizoz…

Todo esto me pasaba por la cabeza (vale, no me pasaba exactamente así) mientras veía a De Gea volar en paralelo al suelo y despejar a mano cambiada un lanzamiento de David Villa que se dirigía a la escuadra, provocando la atronadora ovación de la exigente grada atlética. Acto seguido pensé: “que suerte tenemos los españoles. Tenemos sol, buenas playas, jamón, gambas y porteros, muchos porteros”.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Barcos en La Romareda

El pasado domingo la nostalgia golpeó sin miramientos al portero zaragocista Leo Franco. El cancerbero estaba en La Romareda de cuerpo presente, vestido de corto, pero su alma se encontraba a miles de kilómetros de allí, en Buenos Aires. Sentado encima de una valija, la brisa húmeda del puerto de Boca acariciaba su cara de lagarto, mientras él se entretenía observando los barcos zarpar, oyendo los graves bramidos de los cargueros que arribaban.

El día que Leo Franco se puso a recordar a su amada Argentina sin importarle lo más mínimo lo demás, lo aprovechó el Málaga para mostrar en el escaparate de la Liga sus nuevas  motocicletas. Leí en la víspera del Zaragoza-Málaga una entrevista al extremo portugués Eliseu. Aunque el luso es más bien una motocicleta de kilómetro cero ya que ésta es su segunda etapa en el Málaga. Eliseu venía a decir en la entrevista que el Málaga, creará mucho peligro este año gracias a la velocidad del equipo. Dicho y hecho. Una sucesión de rapidísimas transiciones les pusieron con un impensable cero a cinco a favor en el marcador en tan sólo media hora de partido.

-¡Leo, carajo, despierta que el barco se hunde!- le gritó un compañero que pasaba por allí después del tercer gol.
-¡Conchasumadre! ¿Y qué querés que haga si me vienen todos solos?- respondió para sí mismo Leo Franco.

El arquero argentino se cubrió de gloria, pero su zaga estuvo también con el síndrome post-vacacional. El Málaga sólo tenía que poner (qué digo poner, lanzar u orientar mínimamente) el balón a cualquier espacio vacío a la espalda de la poco coordinada defensa zaragocista para que sus rápidos jugadores, con Eliseu y Quincy a la cabeza, se plantasen solos frente al meta del conjunto maño, mientras que los defensores se miraban los unos a los otros con la misma cara que se te queda cuando te has dejado las llaves dentro de casa y no hay nadie que te pueda abrir.

También leí antes de la disputa del partido una entrevista al nuevo (y único) central danés del Málaga, Stadsgaard, en la que decía que Quincy era el compañero que más le había sorprendido de todos por su velocidad y su calidad. Y mira por dónde, en el minuto veintiocho de partido Quincy, agarró el balón pegado a la línea de cal a la altura de la divisoria, encendió el contacto de la moto, metió gas a fondo, se deshizo de los dos conos que llevaban puesta la camiseta del Zaragoza que había en su camino y con un sencillísimo pase atrás sirvió el cuarto a su compañero Juanmi. Seis minutos más tarde, en el treinta y cuatro de partido, el mismo Quincy sólo tuvo que realizar una veloz carrera en línea recta y sin oposición para plantarse delante del melancólico Leo Franco a quien batió por bajo.

Aviso a defensores y presidentes. Defensores, cuidadito con Quincy que no se anda con chiquitas y menos con terreno por delante. Presidentes: ¿Será Stadsgaard un maravilloso secretario técnico? ¿Será (copiando las maneras de la prensa deportiva) Stadsgaard el “nuevo” Monchi de los despachos?

Hay que decir que la defensa del Málaga tampoco es que estuviera muy espabilada. Si vas ganando cinco a cero, ¿cómo es posible que un equipo que se presupone noqueado después de encajar cinco goles te pueda hacer tres? Digo yo que habrá que ajustar algunas cosas. Míratelo, Jesualdo.

Y por último y para terminar, no me pareció bien que la afición del Zaragoza pitara cada intervención del desafortunado Leo Franco. Al fin y al cabo, ¿a quién no le gustaría estar ahora mismo en el puerto de Boca viendo los barcos zarpar?


y de regalo un video de Quincy y Eliseu (espero que lo entiendan, a veces uno se permite licencias)
http://www.youtube.com/watch?v=rbY9ePebWB8&feature=related