martes, 1 de octubre de 2013

Fernando Torres a la carrera


Cuando era pequeño, por las tardes iba a jugar al fútbol con los amigos a unas pistas de fútbol sala que había al lado de casa. Si había suerte y éramos diez echábamos un partido muy divertido. Si solo éramos seis... bueno, era mucho menos divertido pero jugábamos igualmente. Se han dado casos en los que éramos solo dos y hemos jugado un uno contra uno, pero aquel face to face era un aburrimiento porque siempre ganaba el más rápido. Solo tenía que tirarse la pelota hacia adelante, correr para recogerla y dejarla en la portería. Cuando había más gente los espacios eran más reducidos y contaban más las capacidades técnicas que las capacidades atléticas. Cuando éramos pocos el partido era más parecido a una carrera de atletismo que a un partido de fútbol. A mí, cuando había una pelota de por medio, me gustaba jugar al fútbol y no a las carreras.


Imagino a un rubito pecoso, de unos diez años, alto y huesudo enfurruñado porque hoy todos sus amigos han terminado los deberes y sus padres les han dejado salir a la calle a tiempo para jugar al fútbol. “Demasiada gente, qué rollo. Yo lo que quiero es correr” piensa. Ese niño pecoso al que imagino es Fernando Torres.

Reconozco que soy de los que agranda los errores y empequeñece los aciertos de Fernando Torres. Sí, soy de esos. Intento ser imparcial pero no me sale. Me parece un jugador al que la prensa ha sobrevalorado, sobre todo en sus primeros años. Ya sabes, la cosa esta de la prensa española de masas de convertir al deportista español de turno en el mejor de la historia solo por completar un par de actuaciones destacadas.




El pasado sábado veintiocho de octubre vi el Tottenham-Chelsea. Y Fernando Torres fue titular. El planteamiento del técnico blue, José Mourinho, fue ceder la posesión al Tottenham aguantar y salir a la contra, lo que probablemente fue un factor decisivo para que Fernando Torres fuese titular como delantero centro.

En la primera parte estuvo desaparecido. Solo pudo ofrecer desmarques y carreras, pero el balón no le llegaba. Tras el descanso, con uno a cero en contra, Mourinho sacó del campo al nigeriano Obi Mikel que había jugado al nivel al que lo haría un trozo de corcho y metió al aclamado Juan Mata quien, no sabemos por qué, no está siendo titular indiscutible esta temporada. El Chelsea fue con más decisión a por el partido, cosa que agradeció el delantero madrileño.

En el segundo tiempo Torres dejó de lado su habitual apatía, y se vistió de cuñado de Rocky, en el buen sentido, claro. El partido, su entrenador y su situación en el equipo le pedían intensidad y él respondió como la ocasión lo merecía, enrabietado, con ganas. El Chelsea tenía más posesión de balón que en los primeros cuarenta y cinco minutos lo que posibilitó que Torres recibiese más balones y en mejores condiciones. El Tottenham no se echó atrás pero tampoco mordía en el medio, lo que permitió que los blues jugasen más cómodos y a su vez provocó que apareciesen huecos a la espalda de la defensa del equipo dirigido por Vilas Boas.

El partido reunía las condiciones perfectas para que Torres brillase: posesión, espacios y falta de pelea por parte del rival. Sobre este escenario apareció el mejor Torres de la temporada. Al poco de comenzar el segundo periodo recibió un balón en tres cuartos de campo, junto a la banda derecha. Dejó atrás por pura potencia y velocidad al lateral Naughton, lanzó un largo autopase ante el que nada pudo hacer Vertonghen, llegó a la línea de fondo y metió un gran pase por abajo que no pudo concretar su compañero Óscar. Torres parecía despertar. Pocos minutos más tarde dio muestras de una mayor agresividad en un encontronazo con Vertonghen al que arañó la cara disimuladamente tras una pequeña discusión. Un gesto feo, sí, pero una muestra clara de carácter y de tensión competitiva. La pequeña trifulca le costó una estúpida amarilla, aunque si le sirve como punto de inflexión en su juego, bendita amarilla.



Poco después recibe en banda izquierda, a la espalda de Townseend y tiene el tiempo suficiente para girarse sin que nadie le apriete. Levanta la cabeza y divisa una pradera de treinta metros hasta la portería rival. Pone el turbo y en el camino solo encuentra la oposición del central Dawson a quien se quita de encima con un brusco y rápido quiebro. El clásico derecha izquierda ante el que el rubio armario inglés solo puede irse al suelo, lugar desde el que observa cómo Torres cruza el balón ante la salida de Lloris, que con sus piernas envía el balón a saque de esquina. Torres recoge el esférico y saca él mismo el córner, lo que supone una nueva prueba de esa renovada agresividad del delantero del Chelsea.

En esta segunda mitad, Torres corre con más ímpetu. Pelea cada jugada, cada balón con más decisión. Sus conducciones son más profundas y dañinas. De nuevo recibe en tres cuartos y se da la vuelta ante Dawson, que está poco contundente. Avanza unos metros y entrega una magnífica asistencia que deja solo ante Lloris a su compañero Schürrle pero el alemán no es capaz de definir. Son minutos magníficos de Torres, llenos de garra, de potencia, de velocidad.

Llega el minuto ochenta y uno de partido. Torres disputa un balón suelto ante Vertonghen y en el salto suelta un poco el codo. Segunda tarjeta. Dos calentones, dos amarillas. A la calle. El Chelsea se queda con diez y el partido de la resurrección de Torres acaba prematuramente para él.

El Tottenham-Chelsea, puede suponer el comienzo de la recuperación del máximo nivel de Fernando Torres. Solo necesita mantener esas ganas, ese carácter y ser capaz de canalizarlo alejándose de las polémicas y los encontronazos con los rivales. Eso y tener campo por delante para correr. Un lugar donde poder explotar sus condiciones atléticas. En la segunda mitad del duelo ante el Tottenham pudo recibir libre en tres cuartos y empezar la carrera hacia la meta rival. Ahí es peligroso. En espacios reducidos no. No es ningún prodigio técnico. No es bueno en el juego de combinación. Necesita espacios.

Han pasado los años pero Torres sigue pensando lo mismo que cuando era un niño larguirucho lleno de pecas. Él lo que quiere es correr. Que sus amigos se queden en casa para tener más espacio donde correr. Correr, correr y correr.

lunes, 15 de julio de 2013

Final del Mundial Sub-20 de Turquía. El uno a uno.


A continuación el análisis de la actuación individual de cada uno de los jugadores participantes en la final del Mundial Sub-20 de Turquía de 2013.

Uruguay



De Amores: sobresaliente partido del guardameta uruguayo. Muy rápido de reflejos y contundente en sus acciones. Le faltó una pizca de suerte en los penaltis ya que a punto estuvo de detener el penalti definitivo lanzado por Foulquier.

Giménez: muy rápido y contundente. Correoso. Infranqueable para todo aquel que cayó por su banda, la derecha. Siempre atento para ir a cerrar al centro cada vez que fue necesario. Nula aportación ofensiva pero es que ni una sola vez cruzó la divisoria. Jugador bastante duro.

Velázquez: rapidísimo al igual que todos sus compañeros de zaga. Muy protegido por el sistema defensivo trazado por Verzeri. No cometió ni un solo error tanto en la marca como en el cruce. Sin complicarse la vida. Su función era defender y así lo hizo. Futbolista muy duro y eficaz, central de los que gustan a los hinchas de tu equipo. Le dio la noche a Sanogo. Desgraciadamente para él se va con la mancha de haber fallado el primer penalti de Uruguay.

Gastón Silva: mucho mando, un líder. Por algo llevaba el brazalete de capitán. Estuvo muy serio toda la noche. Ni un solo fallo. Bien por arriba y por abajo. Saliendo en corto cuando era posible y a la mínima ocasión en la que podía haber complicaciones, balón arriba. Un seguro defensivo. Magnífico partido el suyo. Junto con Velázquez anuló a Sanogo.

Rodríguez: el lateral zurdo cumplió a la perfección hasta que tuvo que marcharse lesionado en el minuto 112 de partido. Futbolista mucho más de ida y vuelta que Giménez. Muy seguro atrás, no permitió las internadas ni de Thauvin, ni de Veretout. Gran intensidad. Se atrevió en varias ocasiones a avanzar hasta el campo contrario incorporándose siempre por sorpresa y siendo un apoyo muy útil para Laxalt. Bien tanto con balón como sin él.

Leo Pais: Sobre el papel partía como centrocampista derecho pero en la práctica se pasó gran parte del partido como lateral derecho. Cuando no estaba en el carril derecho acudía al centro a generar superioridad numérica y a torpedear los avances de los medios franceses. Sobresaliente en solidaridad, en despliegue físico, en carácter y en defensa. En ataque aportó muy poco. Su prioridad fue defender y eso lo pagó su aportación ofensiva que fue muy escasa y bastante torpe.

Fede Gino: el medio de mayor movilidad de Uruguay. Gino aprieta, corre, roba y toca rápido y en corto. Alguna llegada a las inmediaciones del área rival pero sin llevar excesivo peligro. Un pulmón. Todo voluntad. Bien en la lucha y en la pelea. Siempre auxiliando al compañero y solventando situaciones de peligro.

Cristóforo: el mejor jugador de Uruguay y casi que del partido con el permiso de Pogba. Perfecto en la recuperación y certero en la distribución. Mediocentro posicional de jerarquía. No perdió jamás la posición. Pivote puro de recuperación. Ni un balón perdido. Muy bien y muy seguro en la entrega en corto. Un apoyo constante para sus compañeros, bien situado siempre provocando continuamente superioridades numéricas para su equipo. Tiene mando. Mostró una madurez más propia de un veterano que de un jugador de su edad. Partidazo el suyo.

Laxalt: rápido y generoso en la banda izquierda. En ataque se mostró incisivo y peligroso saliendo con gran verticalidad en combinaciones con Nico López y Avenatti. En defensa trabajó muchísimo. Seguro que Rodríguez se lo agradece cantidad. Si yo fuese él le pagaría una cena. Sufrió un desgaste tremendo ya que también ayudaba en el medio en tareas defensivas. No se guardó nada. Fue sustituido en el 69 por de Arrascaeta.

Nico López: un auténtico incordio para el equipo rival. Jugador hiperactivo. Buena zurda, sobre todo en el golpeo. Delantero peleón al estilo de otro uruguayo viejo conocido de la afición española: Darío Silva. Aunque Nico López parece tener más calidad que el ex de Málaga y Sevilla. Su trabajo en defensa siendo delantero es para enmarcar. 100% solidaridad. Se peleó con todos los defensores franceses y les creó algún problema con su movilidad. Delantero que aparece por cualquier parte del ataque. Tuvo un par de disparos que se marcharon desviados pero sobre todo, desaprovechó un balón a la espalda de Sarr. Su error fue ser zurdo cerrado. Cuando la tenía franca para golpear con la derecha perdió demasiado tiempo en colocarse el balón para su pierna buena, lo que dio tiempo al defensor a recomponerse y le hizo perder ángulo de disparo. Independientemente de ese error en la definición, muy buen partido el suyo. Principal baluarte del ataque celeste, ya fuera para lanzar los contraataques o para finalizarlos. Acabó fundido.

Avenatti: lo intentó pero no tuvo suerte. Llevó peligro a balón parado gracias a sus 194 centímetros. Muy trabajador y muy presente en las ayudas defensivas dificultando la salida desde atrás de Francia. Aguantó muy bien la pelota debido a su envergadura. No fue capaz de definir un claro mano a mano ante Areola y estuvo un poco lento y fatigado para cazar un par de buenos pases interiores de de Arrascaeta.

De Arrascaeta: el jugador de mejor técnica de Uruguay. Un gusto verlo jugar. Excelentes conducciones en diagonal desde la izquierda. Muy bueno en el regate. Escondió muy bien la pelota cada vez que los franceses intentaban arrebatársela. Con su entrada en el minuto 69 Uruguay ganó en imaginación y último pase pero ni Avenatti, ni Nico López supieron aprovechar sus pases. Su participación mejoró ofensivamente a su equipo. En defensa peleó lo que pudo y ganó algún balón aunque tuvo menos incidencia en este apartado que su compañero Laxalt pero su equipo no se resintió. Sorprendió su no inclusión en el once inicial y viendo sus prestaciones aun más. Un jugador muy interesante. De los mejores del partido. Tuvo la mala fortuna de fallar el segundo penalti de Uruguay.

Varela: entró en el 83 para sustituir al lesionado Giménez. Jugador que no tiene miedo en irse al ataque como demostró en los pocos más de 30 minutos de los que dispuso. Rápido e incisivo. No pasó apuros en defensa.

Olaza: entró a falta de ocho minutos para la conclusión para sustituir al lesionado Gianni Rodríguez y ocupó el costado izquierdo de la zaga. No tuvo tiempo de nada. No le crearon peligro y dejó entrever contundencia y colocación. Anotó el único gol del Uruguay en la tanda de penaltis.


Francia



Areola: se convirtió en el héroe de Francia al detener dos lanzamientos en la tanda de penaltis. Antes de eso ya había demostrado su inmensa clase en un par de paradas de reflejos y en un mano a mano con Avenatti. Debe mejorar en su juego con los pies. El mejor de Francia junto con Pogba y, a todas luces, el jugador más decisivo de la final.

Foulquier: el lateral derecho francés estuvo muy participativo. Mucho recorrido. Subió mucho y trató de aportar profundidad en una banda en la que Veretout y Thauvin buscaban mucho el medio. A pesar de intentarlo con insistencia solo ganó la línea de fondo en una jugada en la que dio un magnífico pase atrás para Veretout que disparó de tal forma que obligó a lucirse a de Amores. Buen partido pero sin sobresalir. Primero Laxalt y luego de Arrascaeta le hicieron sufrir en defensa en alguna ocasión.

Zouma: el central francés se mostró muy fuerte durante todo el partido. Bien compenetrado con su compañero Sarr. Tuvo bastante controlado a Avenatti. Correcto en la salida de balón. Muy bien en el juego aéreo y en el choque. Llevó peligro en las jugadas a balón parado. Francia jugó con mucho espacio a la espalda de sus centrales lo que lógicamente le trajo algún problema. Realizó buenas coberturas cuando su lateral subía. Infranqueable en el mano a mano.

Sarr: el central zurdo se mostró muy serio todo el partido. No pasó excesivos apuros salvo con algún balón lanzado a su espalda pero siempre se recompuso bien. Fuerte en el cruce y en el choque. Le faltó algo de soltura en la salida del balón.

Digne: Lateral zurdo de largo recorrido. No paró quieto y se le vio más activo en ataque que en defensa aunque cada vez que llegaba a tres cuartos de campo era incapaz de encontrar soluciones verdaderamente peligrosas. Sus únicos problemas defensivos fueron cuando no le daba tiempo de volver a su zona defensiva después de proyectarse en ataque. En el uno contra uno no sufrió ayudado, en gran parte, por la poca participación ofensiva del uruguayo Pais, que era quien debía ponerle en aprietos.

Kondogbia: mal partido de Kondogbia. No tuvo el nivel de intensidad que el partido exigía y estuvo lento en la circulación de balón. Incluso perdió algunos balones comprometidos en el centro del campo. Su juego fue excesivamente horizontal y no encontró la forma de traspasar las líneas defensivas uruguayas. Tiene mucha calidad y clase pero le sobra indolencia.

Pogba: Pogba fue nombrado jugador del torneo. Obviamente ayuda que Francia haya salido campeona. En cualquier caso su partido fue muy bueno, más a nivel individual que a nivel colectivo. Una fuerza sobrehumana. Recuperó infinidad de balones. Imparable al choque. Perfecto en el juego aéreo y en la intensidad. Tiene que trabajar un poco su carácter. Un poco de humildad no le vendría mal tras ver los gestos y aspavientos que dedicó a Foulquier porque este no fue capaz de controlar un buen envío que Pogba le mandó a la espalda de la defensa charrúa. Protagonizó infinidad de  arrancadas llenas de potencia que hacían necesario la ayuda defensiva de muchos rivales. Le faltó una más rápida y certera distribución de balón pero él no es ese tipo de mediocentro. Es un jugador de fuerza, de imponer su físico y en eso estuvo sobresaliente.

Thauvin: zurdo de gran clase. Buenos detalles técnicos con su pierna izquierda aunque los mostró con cuentagotas. En la primera parte firmó una arrancada maravillosa que dejó atrás a tres defensores pero su inocente disparo final se estrelló en el cuerpo de un defensor charrúa y se fue a córner. Fue el encargado de botar los saques de esquina que tanto peligro crearon. Muy buenos centros desde la esquina. Jugador elegante de un gran nivel técnico. Lástima su intermitencia en el juego. Jugador de gran técnica individual.

Veretout: jugador que dejó detalles significativos. Estuvo bastante desconectado durante todo el partido pero cuando aparecía se le veían maneras de buen jugador. Muy bueno en la entrega y en el juego de asociación. Le pesó que Francia no fuese capaz de mover el balón con soltura ya que sus pases no encontraban continuidad en la circulación. Tuvo una ocasión magnífica, un disparo con rosca desde la frontal que sacó espectacularmente de Amores. Su equipo apostó más por jugar con la fuerza de Pogba que con la sutileza de su toque y eso lo pagó apareciendo solo de manera esporádica, algo que también sufrió Thauvin, otro jugador de los suyos.

Bahebeck: durante los 64 minutos que estuvo sobre el terreno de juego hasta su lesión estuvo muy volunatrioso. Como extremo zurdo buscó tener espacios por delante y medirse en la carrera a Giménez pero no fue capaz de desbordar al lateral uruguayo ni una vez. En ocasiones iba al centro para entrar más en contacto con la pelota pero no se mostró trascendente en ningún momento. Demostró una larga y potente zancada. Jugador peligroso si tiene espacio para correr.

Sanogo: desafortunado partido del delantero centro. Muy rápido y fuerte. Lástima que no pudiera explotar estas cualidades ante una pareja de centrales tan sólida como la uruguaya. No le dieron la oportunidad de disparar a puerta. Mucho trabajo de desgaste pero poco brillo.

Bosetti: entró en el minuto 64 por el lesionado Bahebeck y fue sustituido en la prórroga por Ngando. Futbolista cuyo carácter estuvo por encima de la técnica. Se movió y lo intentó pero no tuvo suerte. Mandó una volea nada fácil de ejecutar a las nubes mostrando que, por ahora, no es Van Basten. Se las tuvo con Giménez en su zona izquierda por lo que fue cambiando de banda. Ganas y poco acierto.

Ngando: salió en la prórroga y no tuvo tiempo de demostrar nada. Un jugador de buen nivel técnico que no pudo hacer nada.

Polomat: salió en el minuto 115 en lugar del lesionado Digne. Sin tiempo para hacer valoraciones.

La batalla del Ali Sami Yen


Francia era la favorita para imponerse en la final del Mundial Sub-20 y ganó, sí, pero lo hizo en los penaltis y después de sufrir y de tener luchar hasta la extenuación contra un equipo que planteó una desagradable guerra de guerrillas. El equipo galo no pudo con Uruguay durante un partido de mucho desgaste. Solo en los penaltis fue superior Francia. Durante los 120 minutos de juego el partido fue igualado, luchado de tú a tú. La artillería pesada francesa no pudo abrir brecha en la fortificada defensa de Uruguay que propuso una auténtica batalla.

Francia llevó el peso del partido, no tanto por voluntad propia como por deseo de Uruguay que renunció desde el principio a controlar el balón, más preocupada por defender en grupo y por buscar la portería gala en rápidas transiciones con pocos jugadores para evitar el desorden. Los franceses basaron su juego en la fuerza y en el empuje de sus jugadores más que en las combinaciones y en la habilidad. Las arrancadas poderosas de Pogba, las carreras en velocidad de Bahebeck, o los balones largos a Sanogo eran más frecuentes que las jugadas de toque entre los habilidosos Thauvin y Vertout. Pero ninguna de estas acciones consiguió crear verdadera inquietud en el equipo sudamericano. El empuje no le funcionaba a Francia porque enfrente tenía a un conjunto preparado para la guerra. Quizás los charrúas fuesen un poco inferiores individualmente tanto técnicamente como en el cuerpo a cuerpo pero suplieron esa desigualdad con un sentido colectivo sobresaliente, unas ayudas constantes al compañero y una entrega total de todos y cada uno de los jugadores. Si Pogba se imponía a Fede Gino, ahí estaban Leo Pais, Cristóforo o Giménez para dificultar el avance del jugador de la Juventus y acabar recuperando el balón. Así, Francia se mostraba incapaz de superar a la numerosa defensa uruguaya. Era incapaz de sobrepasar el 4-4-1-1 planteado por Verzeri, sistema que en algunas fases defensivas evolucionaba a un 5-4-1 con Pais ocupando el lateral derecho y Nico López bajando a tapar al medio. En contra de lo que la teoría invitaba a pensar, Uruguay fue el equipo que más peligro llevó en el primer periodo, y lo hizo con una fórmula sencilla: rápidos contraataques ejecutados en pocos toques aunque estos fueron finalizados de manera deficiente por el hiperactivo Nico López.

En la segunda parte poco cambió el guion del partido. Francia quería pero no podía. Su juego era lento y excesivamente horizontal. Cuando buscaba la verticalidad le fallaba la precisión. Los franceses eran incapaces de encontrar huecos a la espalda de la defensa uruguaya. Y mientras el cuadro celeste seguía a lo suyo: defender, torpedear el avance rival, presionar, morder, chocar, asfixiar... y cuando recuperaban la pelota balón al gigantesco Avenatti, incorporación de Nico López y de uno de los jugadores de banda (casi siempre el zurdo Laxalt) y, rápidamente, a acabar la jugada y a recuperar la posición. La intensidad del partido era tremenda. Los galos derrochando fuerza y los uruguayos, mucho más pequeños y ligeros, sin amedrentarse, yendo al choque con una enorme convicción y saliendo airosos en la mayoría de las ocasiones. El partido estaba muy trabado y los dos equipos solo creaban auténtico peligro en jugadas a balón parado, sobre todo Francia, que la tuvo un par de veces en jugadas de este tipo.

El extremo francés Bahebeck se tuvo que marchar lesionado y dejó su sitio a Bosetti que antes de entrar tuvo sus más y sus menos con Nico López y, al poco de pisar el césped, a punto estuvo de ser expulsado por una leve agresión a Giménez. Bosetti aportó poca profundidad y tuvo un par de ocasiones, una volea cruzada que se fue a las nubes y un disparo forzado que se estrelló en las piernas de un defensor pero, aparte de eso, poca cosa. El técnico uruguayo, Verzeri, dio entrada al mediapunta de Arrascaeta, el jugador uruguayo más dotado técnicamente que se había quedado en el banquillo dejando su lugar en el once inicial al enorme Avenatti. De Arrascaeta estuvo muy activo y participativo. Sus compañeros siempre le buscaron y él supo responder guardando bien la pelota ante las embestidas de los defensores franceses. Con la entrada del mediapunta de Defensor Sporting, que sustituyó al vertical y solidario Laxalt, el sistema defensivo uruguayo no se resintió y su ofensiva ganó en calidad y último pase. Un buen balón interior del mediapunta tras una certera conducción no pudo aprovecharlo Avenatti para batir en el mano a mano a Areola. Aún hubo más balones interiores de de Arrascaeta pero tanto a Avenatti como a Nico López les faltó chispa para cazarlos en posición ventajosa y, o bien cayeron en fuera de juego, o bien se les adelantó la pareja de centrales francesa.

Aunque Francia estaba atascada también tuvo alguna ocasión de haber acabado con el partido en los primeros noventa minutos. Un par de saques de esquina sirvieron para poner el “uy” en la grada y para que se luciera de Amores, el meta uruguayo. Pero donde estuvo colosal el portero uruguayo fue en un disparo con rosca desde la frontal de Veretout tras una internada del lateral Foulquier. De Amores voló para sacar un gol que ya celebraban todos los franceses.

Aunque había poco fútbol, el partido era muy intenso, jugado hasta el límite de las fuerzas. Tanto fue así que cada equipo se vio obligado a hacer dos sustituciones por culpa de las lesiones.



En la prórroga todo siguió igual, poco juego, mucha intensidad y algún acercamiento tímido a la portería rival. Lo más sorprendente de los últimos treinta minutos de partido fue que Markowski, el seleccionador francés, cuando hizo su segunda sustitución retiró del campo a Bosetti, quien, como ya habíamos dicho, había entrado en el terreno de juego hacía una media hora. El joven francés, como era de esperar se fue muy enfadado. Los cambios introducidos en la prórroga de poco sirvieron. No hubo variaciones en el juego y con cero a cero en el marcador se llegó al final del partido. Los penaltis decidirían quién sería el nuevo campeón mundial Sub-20.

Francia, por medio de Pogba, comenzaría lanzando. Gol. Velázquez y de Arrascaeta estuvieron poco decididos y Areola detuvo los dos primeros lanzamientos charrúas. Veretout y Ngando pusieron el 3-1 después de que Olaza hubiese anotado el primer gol uruguayo en el tercer lanzamiento de la tanda. Era el turno de Francia. Si Foulquier anotaba, sería campeona. El galo cogió carrerilla y chutó a la derecha del meta uruguayo que adivinó la intención del lanzador pero su estirada no fue suficiente para desviar el disparo. Gol. Francia se proclamaba campeona del mundo Sub-20 por primera vez en su historia.